¿Cómo empezó tu pasión por la escritura?
Cuando era pequeña, mi madre me llevaba a la biblioteca muy a menudo para que escogiera los libros que más me gustaran. Así empezó mi afición por la lectura y, de algún modo, también por escritura. Empecé a escribir historias desde muy pequeña, y con el paso de los años también se ha convertido en una especie de terapia, una forma de organizar mis ideas y sentimientos.
¿De dónde sacaste la inspiración para escribir “La chica de la mesa cuatro” y “El verano que nos cambió”?
Mi primer libro, La chica de la mesa cuatro, nace de las reflexiones más leídas del blog. Son reflexiones cotidianas, situaciones que todos hemos vivido alguna vez, por lo que la inspiración provino de experiencias vividas y otras contadas por quienes me rodean. Mi segundo libro, la novela, también cuenta la historia de una joven que podría ser cualquiera de nosotros, no obstante, en este caso hay una parte de ficción que es pura imaginación.
¿Hay algún personaje en particular que te haya resultado difícil escribir?
En la novela “El verano que nos cambió”, más que un personaje en concreto, son las escenas que en las que aparece, las que más me han costado escribir porque me resultan muy lejanas a mis experiencias o la información que recibo de mi entorno
¿Cuál es tu proceso de escritura?
La verdad es que no sigo ninguno, trato de buscar huecos en mi tiempo libre para poder escribir, aunque a veces el estrés o las ocupaciones no me permiten estar muy inspirada. Por eso, aprovecho cuando hay algún tema rondándome la cabeza y lo vuelco en el papel, porque por mucho que me diga que luego lo recordaré, te confieso que se olvida.
¿Tienes alguna rutina o ritual que te ayude a concentrarte?
Leer siempre ayuda. Conocer los pensamientos, las reflexiones y las inquietudes de otra persona me hace preguntarme a mí misma por los míos. También estar a solas, sin prisa, hace que las ideas fluyan mucho mejor.
Además de escribir libros, también tienes un blog muy popular. ¿Cómo surgió la idea de crear “Compartiendo Macarrones”?
Un profesor en la carrera nos animó a compartir las obras que creábamos en privado, bien escritos, música, pintura, moda. Por entonces, lo más habitual era tener un blog, y así nació Compartiendo Macarrones. Principalmente iba a tratar temas relacionados con compartir piso, anécdotas, experiencias, y de ahí proviene el nombre porque, lejos de ser un blog de recetas, lo que trataba era de vincularlo con ese momento con tus compañeros en el que te reúnes alrededor de la mesa y compartes ese plato económico pero muy rico, como son los macarrones (con tomate).
¿Crees que hay alguna temática o género en particular que te gustaría explorar en tus próximos proyectos?
Después de trabajar con el relato breve, un género que no suelo leer pero que tiene su encanto, sobre todo por lo difícil que nos es ahora encontrar un momento para leer, la novela es de misterio, con un toque juvenil y mucha ironía. Me gustaría probar algo más serio, pero aún tengo que cerrar otros proyectos, como es la segunda parte de mi novela.
¿Cómo manejas el proceso de edición y revisión de tus obras?
Además de revisarlo yo más veces de las que puedo contar, trato de enviarlo a dos o tres personas para que me den su punto de vista más crítico y me echen un mano con la gramática. En cualquier caso, por mucho tiempo que le dedique, siempre se cuelan erratas y hay que esperar a la siguiente edición para corregirlas.
¿Has recibido alguna crítica o comentario sobre tus libros que te haya sorprendido o impactado especialmente?
No recuerdo ninguna en concreto, pero siempre me sorprenden, de algún modo, todas en general. No se trata de falsa modestia, y sé que es algo que les sucede a más escritores, pero no puedo evitar sorprenderme cuando recibo una buena crítica. Creo que cuando te animas a publicarlos no puedes evitar pensar si serán buenos, si te habrás equivocado con alguna trama, con algún personaje, y te asalta el miedo y las inseguridades, así que cada crítica es un grandísimo refuerzo.
¿Cuáles son tus autores favoritos y cómo te han influido en tu propia obra?
He leído a Zafón y siempre lo he tenido como referente, su forma de narrar y describir me fascina, pero me costaría elegir a algún escrito más en concreto. En los últimos años he leído a Sally Rooney, a Emma Cline, a Ana Iris Simon, a Benavent, cada una con su estilo y supongo que todas me han influido de algún modo.
¿Qué consejo le darías a alguien que está empezando a escribir su primer libro?
Constancia. Creo que esa es la clave del éxito de cualquier proyecto que tengamos entre manos, y para escribir un libro se necesita a puñados. Constancia. Porque habrá momentos en los que no te apetezca escribir, en los que dudes de lo escrito hasta el momento, en los que tengas ganas de abandonarlo. Con mucha constancia podrás terminar lo que empezaste, y tenerlo en las manos por primera vez, es una sensación increíble. A por ella.