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Charlamos con la escritora Mónica Di Nubila, nos cuenta su experiencia en la participación de la obra «En nuestras propias palabras»

¿Quién es Mónica Di Nubila y cuál es tu participación en la obra: “En nuestras propias palabras”?

Aquí y ahora, una mujer de su tiempo, preocupada por el devenir de los derechos de las mujeres y el deterioro o desgaste de la democracia.

Mi participación en la publicación “En nuestras propias palabras. Voces críticas de mujeres en la sociedad patriarcal” me llevó a cumplir varios roles, el más importante para mí,, la coordinación del trabajo fue una tarea de acompañamiento, de diálogos diversos, de entrar en los entresijos de “cómo se hace un libro” desde la concepción de la idea hasta que sale de la imprenta, y más allá, cómo se presenta en público, busca su espacio y sus lectores. Fue y sigue siendo un proceso muy enriquecedor.

Como la idea inicial era participar con un artículo, también aporto un trabajo en ese sentido.

En tu aportación al libro hablas del complejo camino hacia la igualdad y la “custodia compartida”. ¿Por qué este tema? ¿Qué te motivó a un tema tan complejo y polémico?

La primera vez que escribí sobre la igualdad y las “custodias compartidas” fue hace más de veinte años, presenté una comunicación dirigida a un congreso latinoamericano de psicología jurídica, así continué en foros de profesionales en áreas colaterales con el derecho.

Sí, el concepto de igualdad es complejo. Algunas preguntas nos pueden facilitar elementos de juicio. Por ejemplo, hay que hacer una aportación “igualitaria” en un grupo de personas con ingresos muy diferentes, una percibe el salario mínimo interprofesional y otra cuatrocientos mil euros anuales. ¿Cómo determinamos la cuota? ¿Una cantidad fija o un porcentaje de los ingresos?  Diez euros cada una o el diez por ciento de los ingresos?

La Constitución Española lo tiene previsto: artículos 14 y 9.2. Es imprescindible que se tengan ambos en consideración.

Si el concepto de igualdad lo aplicamos en el ámbito de la familia, las situaciones nunca son idénticas, ni entre las familias ni entre sus componentes. ¿Cómo compartimos entre desiguales? ¿Qué compartimos? ¿Es posible compartir entre partes en conflicto?

Hablamos y resolvemos sobre la vida de terceras personas, con el añadido que son más vulnerables por su edad y circunstancias de quiebra de la unidad familiar.

El conocimiento de casos preocupantes me llevó a detener la mirada en este tema y analizar lo que como sociedad estamos haciendo.

¿Cuál es tu perspectiva sobre la situación actual de la igualdad de género en cuanto a la custodia compartida de los hijos se refiere?

La “custodia compartida” no es un objetivo imprescindible ni necesariamente está vinculada a la igualdad real. En la vida de las personas adultas no es un ideal mantener una situación de ese tipo, todo lo contrario. Diría que la imposición del modelo llamado “custodia compartida” garantiza el poder patriarcal en una versión modernizada. Parte de una ficción: las personas que han decidido dejar de compartir sus vidas están en situación de “compartir” la custodia de sus hijos.

La verdad de los hechos es que a la custodia la  “reparten”,  las “porciones”  que se asigna a cada progenitor las miden con el cronómetro o el centímetro. Es curioso, nos “igualan” con un solo vector o referente, dividir por la mitad el tiempo. La “justicia” del reparto se limita a esa división. No se adoptan medidas reales que garanticen el cuidado personal.

Recuerda la estrategia de Salomón, pero aquí el resultado es el opuesto. Quien es la verdadera madre no importa.

¿Crees que la ley y el sistema judicial han contribuido a una igualdad real en casos de custodia compartida?

El sistema judicial encuentra una solución para sus problemas, pero según mi punto de vista no para la sociedad en general.

No hay que olvidar que en nombre de la modernidad, el progreso, etc., aceptamos “soluciones” que el mercado impone con sus estrategias, la lactancia artificial, los productos alimenticios, en general bastantes procesados, aparentemente resuelven el problema tiempo, simplifican, pero el impacto en la salud no es el punto de mira principal. Con este tema pasa lo mismo.

La “custodia compartida” hoy también es un “producto” que se ofrece en páginas web, hay profesionales que se especializan y la rentabilidad económica va haciendo su camino. El proceso es inverso, se promete el resultado sin conocer la situación previa.

¿Es un avance o un retroceso? Que cada cual saque sus conclusiones. Si a esto le agregamos que en varias áreas de la vida cada vez va calando más la idea que somos sustituibles …

No quiero dar una visión pesimista pero cuando estudiamos problemas, hay que ser valientes, analizarlos y explicarlos tal cual cada persona los ve, no tratar de ser políticamente correctas y hacerse eco de tendencias para parecer progresistas e informadas.

Con la “custodia compartida” lo que sí se “reparte” es el poder, no en igual medida los cuidados ni se controlan cuando estos se delegan en terceras personas, que desde luego no pasan en los juzgados por ningún tipo de prueba para acreditar su idoneidad.

¿Qué desafíos enfrentan las mujeres a la hora de luchar por la igualdad y la custodia compartida?

Las mujeres hemos reclamado medidas de conciliación… la “custodia compartida” es un objetivo de asociaciones de padres o progenitores no gestantes, o como se estime oportuno denominarlos.

Hoy decir que “las mujeres parimos”, “verdad biológica” sin duda, por lo que hemos visto en los medios de comunicación ahora se califica hasta de desinformación.

Esta confusión organizada, con intereses económicos y de poder detrás, buscan enfrentamientos internos que nos desgasten y distraigan.

Las propuestas de igualdad tienen que ser constructivas, desde conceptos más respetuosos con las personas y con las mujeres en especial, no somos objetos, menos aún prescindibles y reemplazables, como una  cosa más en el mercado.

¿Cómo crees que la sociedad y los estereotipos de género influyen en la decisión de la custodia compartida?

Sin ninguna duda. Los estereotipos de género y las presunciones ocultas respecto de las madres.

Si hay posibilidades de compartir cuidados y custodias, las partes las ofrecen voluntariamente, ponen los medios y la flexibilidad necesaria para que funcione.        Cuando entramos con el centímetro o el cronómetro y la amenaza del juzgado, vamos por mal camino.

Hacer memoria ayuda, cuando las pensiones no se pagaban y no pasaba nada, nadie batallaba por compartir la custodia.

Las cosas han cambiado, en el artículo cito una “sentencia pionera” en la que se la imponen a un padre que no la quiere, casi como una sanción.

Cuando conocemos algunas negociaciones previas, sí cuesta ponerle palabras, percibimos intenciones de castigo y por qué no ser sincera y decirlo, venganza.

 ¿Cuáles son los pasos que piensas que se deben dar para lograr una igualdad real y una custodia compartida justa y equitativa para todos?

Partir desde el respeto del derecho de todas las partes implicadas, empezando por las hijas y los hijos, aparcar los intereses políticos o identitarios que llevan a experiencias intervencionistas de la vida familiar al objeto de garantizar el poder patriarcal, estigmatizando a la infancia respecto de sus iguales. Hay que desenmascarar el mercadeo que se ha montado respecto al tema, etc.

Mónica Di Nubila "En nuestras propias palabras"
Mónica Di Nubila «En nuestras propias palabras»

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